HOME Perros del Uruguay

Razas que intervinieron en su formación

El Dogo años después - Standard

Artículos - La Caza
- Relatos de Caza

El Cachorro
- Libros

 

El Dogo Argentino


EL VIEJO DOGUERO

 

-Se encontraba un doguero tomando unos mates en cualquier lado, pero a gusto; a sus pies estaba su dogo preferido, que de cuando en cuando lo miraba, sólo levantaba las cejas y sin levantar la cabeza lo miraba con humildad y recogimiento. El dogo estaba lo mas cerca que podía y atento a cada movimiento de su dueño, a veces dormitaba un poco, pero a cualquier ruidito de la bombilla o el moverse nomás para cargar el mate, lo hacía abrir los ojos.
Era una comunión total, el silencio, el mate un hombre y su perro.
Era un dogo argentino, su dogo, él lo había elegido de la camada, fué el más inquieto, el mas barullero, el que se imponía, el que que respondía a su voz cuando todos los demás dormían.
El primero en prenderse del lechón cuando lo probó en un chiquero de un vecino, el que más se alejaba cuando paseaba por el campo, bebiendo los vientos, mirando largo en las chacras, perdiéndose en la picada o en el chilcal por un rastro.
Con él solo cazaron ese padrillo que le costó tanto trabajo terminarlo, los otros perros andaban corriendo lechones y se quedaron solos ante ese verraco que le alcanzó meter un colmillazo tremendo, que si no estaba cerca no hubiera podido auxiliarlo a tiempo.
O esa vez, que recordaba con una sonrisa fugaz, (cosas de locos, había dicho el capataz) que se perdieron en el monte siguiendo chanchos e hicieron noche donde les tocó, una noche de invierno abrazado al perro junto al fuego.
Cómo ese dogo que proclamaba una valentía y audacia a toda prueba, se aguantaba las bromas pesadas de sus hijos pequeños, donde le gemía en sordina a su dueño para que se los saque de encima.
Y ahora se entera este hombre, este doguero, que su dogo no es más un dogo sino que se le parece, que le han cambiado la bocha, que el dogo ahora es otro, mas alto, mas grande y otras cositas mas que no se acuerda porque se lo dijeron cuando fué a una exposición -para ver dogos nomás-y se le llenó la cabeza de bronca, y ya no supo escuchar más, que unos porteños desde un sillón saben más uno que los hizo, que "los fabricó", que cazó con ellos pumas y jabalíes y que los hizo como ese que ahora estaba al lado de él..., no sé, se dijo.
Ladeó el tronco de ñandubay, le arrimó la pava de nuevo, hizo bostear el mate para acomodarle una cebadura nueva. Larga era la mateada, pues lo llevaba lejos el hilo del pensamiento.
También se enteró que otros muchachos peleaban para que eso no se concretara y algunos otros que les daba lo mismo... pero los de la pista le decían que no les hacían caso al nuevo dogo los jueces y que no se preocupara, "que había dogo argentino para rato".
Siguió mateando y sin moverse mucho, las llamas jugaban en su rostro ajado por su permanencia en el campo, y pensaba que a él no le gustaba eso, que si iba a tener dogos iban a ser como este, y los seguiría criando igual que siempre, pero ¿con quién los iba a cruzar?, a veces cuando venía los de la ciudad, le regalaban algun dogo, porque en el campo no se pueden tener perras, se les alborotan y sucede que los perros pelean con los de los vecinos que olfatean el celo y ya hay que andar ocupándose de esas cosas y sin trabajar, es un problema más en el campo. Además no el gustaba mucho el tema de tener "la sangre cerrada", y alguna vez tendría que venir la sangre por otro lado.
Que tal vez vengan en cachorros regalados por los muchachos de la ciudad,... pero sin son mas altos,... y mas pesados... no sabía, en estos montes sucios, de bañados, de uña de gato y cortadera, de árboles bajos y achaparrados, no sirve el caballo, ¿y para hombrearlo si lo cortan grande?... no sé.
.Claro que había algunos pibes que estaban en contra, pero le parecía que no tenían dogos campeones, que criaban dogos de gusto nomás, que habían sacado por ahí algunos premios, que se habían juntado para ponerse en contra del dogo nuevo ,que no tenían nada que perder.
Que ponerse en contra de los de la Capital, esos que no iban a soltar así nomás la teta, iba a ser difícil, que no los iban apoyar los que tenían buen negocio estando así, no vaya a ser que les escupieran el asado...
no vaya a ser que les "bajaran" los perros en la pista, ahora que están en la cima, o ahora que están subiendo... mejor se quedan afuera chito la boca y antes (justito antes) de que den el ganador del pleito nos unimos y salimos con ellos en la foto abrazados (mejor tarde que nunca)... además "yo sabía que iban a ganar" ...
¿Y los de afuera?, dogos hay por todos lados, ¿qué pensarán los de afuera?, se dijo... ¿nos estarán mirando?, seguro, la pelea es de argentinos, fueron los que empezaron esto, ellos son los que deben arreglarlo...
Se sonrió, ahora su dogo estaba estirado, el fuego jugaba sombras con las ciactrices de su pecho, en cada una él estuvo a su lado, ...
Pensó de nuevo en los muchachos... no tienen nada que perder.
Perder, si... simplemente perder el dogo que ahora tienen a su lado.
Cuando le cuente a los nietos (Dios no lo quiera) que tú compañero mío, eras un dogo, un verdadero dogo argentino, y les relate historias de cacerías, de todo lo valiente y abnegado que eras, seguramente la escucharán como otra... "simpática historia de abuelo chocho", mientra tú nieto mío, abrazas como herencia, simplemente un perro blanco, no entendiendo nada.