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El Dogo Argentino
Artículo de la Revista Gruñi2

 

Llegaban inmigrantes de toda las nacionalidades, sobre todo del sexo masculino, comenzaba un exitoso negocio para algunos, 1a prostitución, de toda Europa se importaban mujeres. En el año 1910 llegó Buenos Aires, prácticamente un ejército de galesas, para satisfacer la gran demanda. Barrio de Montserrat, zona aledaña al puerto y algo más, con su cabarets; se habla de Quartier, del cotorro y de los bacanes. Se comenta que en uno de estos cabarets, en una de esas noches de alcohol y nostalgia por haber dejado su patria, traspasa 1a puerta un alemán con un bandoneón alguien descuelga la guitarra del boliche y comienza un diálogo que pronto envolvió a todos los inmigrantes, tendría un nombre, tango.

En 1920 aparece el primer automóvil en Bs. As. y a los 3 años, los primeros embotellamientos en calle Florida, el automóvil era todo un símbolo de poder y riqueza. En 1924 moría de tuberculosis en París el joven Eduardo Arola, hijo de una pareja de franceses analfabetos. En 1927 Victoria Ocampo diseña y construye en Mar del Plata la primer casa moderna, escandalizando a los marplatenses, sólo la habita 2 temporadas; hoy en día es un Museo. Epocas de románticos y soñadores Epocas de don Hipólito Yrigoyen con su problemática social, Carlitos Gardel y la gomina también ya estaban en nuestra Argentina. En el exterior años de "Le Corboucier" y el charleston... que nos venía del Norte, junto con los rumores de las guerras de mafias en el manejo del alcohol en los EE.UU., épocas en el mundo de románticos y soñadores, eran las épocas en que Antonio Nores Martínez pensaba e imaginaba cómo debería ser el perro de su sueño que él supo llamar Dogo Argentino. Tenía que tener fortaleza, tenacidad, olfato, bravura y además ser un compañero fiel, era casi un imposible conseguir el perro que se habían propuesto los hermanos Nores, era toda una quimera, pero el tiempo y el tesón dieron sus frutos, resultando éste mejor de lo que se propusieron sus hacedores, útil para guardia, defensa, lazarillo, caza mayor y muchas cosas más que hablan de su versatilidad. La idea base era fijar una raza que fuera de vital utilidad para nuestro país, lo cual era muy valedero, bosques vírgenes casi impenetrables, pantanos, grandes territorios con diferentes topografías hacían que las especies predadoras se movieran como en su casa haciendo los estragos en nuestros campos, en los principios del siglo xx. Era demasiado para un solo perro Era necesario un perro de mucha fuerza y vitalidad y a la vez silencioso en su trabajo en el monte, hasta que encontrara su presa, dando así el aviso a sus compañeros de jauría y a su amo, jamás ladrar sobre el rastro como lo hacen la mayoría de los perros de montería, tendría que ser un venteador nato, condición indispensable en la persecución de los felinos como el puma, ya que estos usan artimañas para evitar a sus perseguidores, ya sea trepando a los árboles, saltando de rama en rama o volviendo sobre su propio rastro, cosa que despista al mejor de los rastreadores, pero no a un avezado venteador de fino olfato como el Dogo, que él imaginaba; también tenía que ser ágil y a la vez fuerte y potente como para aguantar en el combate en frentando al puma o al jabalí; también tenía que ser mediano para poder desenvolverse en los estrechos senderos de nuestros montes espinosos donde por su densidad sólo el viento puede pasar sin pincharse. Pero la selección de los más fuertes casi siempre coincide con los de mayor talla, tampoco tenían que ser excesivamente pesados como algunos mastines, tenían que tener un carácter noble y el color ideal debería ser el blanco para no confundirlo con el chancho o en el entrevero con el puma, entre la sombra del monte, además tenía que ser valiente soportando el combate tratando de inmovilizarlo para que el hombre pueda matarlo o en caso contrario hacerlo él a su modo, pero por nada debería soltar su presa. Era casi un imposible, era todo una quimera, pero fue una realidad, es nuestro perro el Dogo Argentino. Casi nos quedamos sin dogos! por 30 monedas Corría el año 1956 cuando Antonio Nores Martínez, en el norte de la provincia de Córdoba va con su amigo de cacerías Esteban Gergich a cazar corzuelas y es entonces cuando se produce un hecho lamentable. Un chico que visualiza que Antonio llevaba 500 pesos de aquellos, va en busca de un amigo mayor que él y cuando Nores Martínez y Gergich entran en el monte los asesinan cobardemente para robarles su dinero y un reloj pulsera. Son encontrados muertos 2 días después. Hoy en día en la entrada de la picada se erigió un pequeño monumento con la inscripción 'Picada Nores", en memoria de quien fuera el creador de la raza Dogo Argentino. Caminando en la historia En esa misma época su hermano Agustín interviene en el levantamiento de Valle contra la Revolución Libertadora, tomando al asalto, junto con 14 hombres, el Regimiento de Santa Rosa, pero al triunfar la llamada Revolución Libertadora se decretó su fusilamiento junto a su amigo el Coronel Phipeax, también doguero: cazador. Ya estando confeso para ser fusilado, se suspenden los fusilamientos. Así es que luego de esto y 2 años de la muerte de Antonio, se instala en Esquel y empieza a reconstruir la raza, ya que prácticamente ésta había desaparecido; tiempo antes desde Córdoba, en una de sus cartas al Sr. Passet Lastra refleja el hecho forma elocuente, que dice "Amigo Passet: si algún curandero quisiera salvar a alguien con 3 pelos de dogo argentino, no lo conseguiría". Entonces ya en Esquel comienza a concentrar perros de Chubut, La Pampa y de donde puede. Es de ese grupo de animales que forma Agustín que descienden, podríamos decir, todos los dogos argentinos que hay en el mundo, y es esto razonable ya que los primeros 41 perros inscriptos como registro base son todos perros de su propiedad o perros que habían dado en tenencia, siendo éste el encargado de iniciar una segunda etapa del Dogo Argentino, trabajando su reconstrucción, reconocimiento, difusión, en medio de los valles y lagos nevados del Chubut, en su refugio Nido de Cóndores. En el proceso de reconstrucción de la raza tuvieron que ver unos ejemplares de Irish Wolfhound y de Gran Danés que estaban cerca de Bariloche que habían ingresado al país por Agustín Nores Martínez en ocasión de que ocupara un cargo diplomático en Canadá y también una pareja de Mastines de Pirineos, que fueron los encargados de aportar la pureza de su manto blanco y la rusticidad. En el año 1964 se forma en Esquel la Asociación de Dogos Argentinos como dijéramos de allí surgen y comienzan a conocerse cachorros por todo el país y luego en el mundo, pero todavía la raza no era oficializada y para muchos era simplemente un mestizo de Bull Terrier, especialmente para algunos directivos del Kennel Club Argentino que en ese momento era la institución que manejaba el registro genealógico de nuestro país y no querían reconocer esta realidad. Pero la obstinación, trabajos periodísticos, charlas y conferencias y cartas hacen que la Federación Cinológica Argentina, una nueva institución que surgía en estos momentos para guiar la cinofilia en nuestro país, y formada por un desmembramiento del Kennel Club Argentino, prestan especial interés en incluir el dogo en sus registros, era mayo de 1964 pero recién el 31 de julio de 1973 lo admite la Federación Cinológica Internacional como raza única de origen argentino, gracias al inigualable esfuerzo de un grupo de amantes de la raza y de Agustín Nores Martínez. Vale recordar aquí algo que dijo en su momento su creador, el Dr. Antonio Nores Martínez: "Las ideas que nacen sin pasión nacen muertas".

Revista "Gruñi2" - Octubre/Noviembre 1997 - (Argentina)