¿Qué es para ti la correa del perro?

 

Esta nota es una pequeña parte del Curso de Adiestramiento Básico. La traílla o correa no es un elemento para sostener al perro sino la prolongación de nuestro brazo que llega al cuello del perro en forma de collar y con el cual damos mordidas correctoras al cuadrúpedo alumno. Pero pocos adiestradores profesionales dan la importancia real a la traílla que usan. Luego de leer esta nota comprenderás porqué debes huir de cualquier adiestrador que se presente con una traílla de nylon, o que cambie muy seguido su traílla.

El manejo hábil de la correa nos permite controlar el cierre y apertura del collar como si al collar mismo lo tuviéramos en la mano, porque cuando se domina la traílla estamos conectados con el perro de manera segura, como si la traílla fuera parte nuestra, así controlamos por completo las “mordidas” que damos al cuello mediante el collar, mordidas cortas y veloces que abren instantáneamente, y podemos entonces hacer coincidir las voces de “NO!” y “muy bien” con los precisos instantes de apertura y cierre de collar. Esto es fundamental, porque cuando el “NO” coincide con la mordida y el “muy bien” coincide con la apertura, el perro comprenderá claramente nuestro mensaje. Pero nuestra mano está lejos del cuello, por lo que es fundamental la habilidad en el manejo de la traílla. Practica, siempre practica, tu traílla debe ser una parte tuya, por eso hago tanto hincapié en que tengamos una buena traílla, de buen cuero, blando y engrasado. La traílla debe durarnos años, cuanto más tiempo tenga con nosotros más la dominaremos en su manejo, porque ya nuestra mente conoce su peso, su flexibilidad, su velocidad para deslizarse por nuestras manos y su rozamiento para frenarla justo cuando queremos con el rápido cierre de la palma. Yo en 25 años de trabajo he utilizado escasamente 5 traíllas, con un promedio de 200 ó 250 perros adiestrados con cada una, ya puedes calcular cuántas veces habré cerrado y abierto un collar con cada traílla que tuve. La traílla que utilizo actualmente tiene ya casi 10 años, ha visto nacer perros y adiestrarlos desde que eran cachorros hasta que fueron maduros perros de trabajo. Y si prestas atención a la foto verás que aunque estoy trabajando con un perro suelto, llevo mi traílla colgada al cuello. Puedo hacer ataque con esa traílla con los ojos vendados y no perdería el control del perro en ningún momento porque conozco su largo sin medirla, solo la dejo correr en mis manos y la detengo instintivamente de manera automática cuando quiero. Adquiere o fabrícate si es necesario, una excelente traílla, y cuídala como a tu propia experiencia, porque cuanto más tiempo la conserves mejor hará su trabajo, como si lo hiciera ella sola, sin tu ayuda. No es fácil encontrar una buena traílla en una tienda porque el buen cuero es costoso, y las traíllas comerciales suelen ser de cueros muy delgados o de mala calidad (las que no son de plástico, absolutamente no aptas para profesionales). Si no consigues una buena traílla hazla a medida, empleando suela engrasada y un buen mosquetón a gatillo, dependiendo de la zona donde vivas podrás adquirir los elementos necesarios en una talabartería, una casa de suelas, o una de confección de artículos de equitación. Si vas a hacerla tu mismo, puedes hacerla con remaches de tipo macho/hembra especiales para trabajos con cueros, dos remaches en línea serán suficientes si el cuero es bueno. No te apresures a hacerla, quizás si recorres las tiendas encuentres una buena traílla ya hecha, pero no compres la primera que veas. El largo debe estar entre los 120 y 130 centímetros. Y si al principio es muy rígida, no te preocupes porque la suela engrasada con el uso se ablandará rápidamente.

Imagínate cuando estas en una clase de ataque, sin usar equipo protector. Yo nunca uso manga de ataque hasta que el perro ha aprendido lo suficiente porque no quiero que mis perros ataquen mangas sino personas, por lo tanto mis auxiliares trabajan sin protección y solo empleo las mangas de ataque cuando ya el perro ha aprendido a atacar correctamente y tengo la seguridad de que está atacando a la persona, no a la protección como a veces vemos en esas exhibiciones en las que el asistente se quita la manga, la deja a un costado y el perro va tras ella en lugar de ir tras la persona.

En 25 años jamás un perro en mis manos mordió a un auxiliar. Y el trabajo en este punto consiste en crear el deseo de morder, esto se hace mediante embestidas detenidas justo a tiempo mientras el auxiliar huye. El atacado escapa y yo dejo correr la correa para que el perro avance sobre él, la dejo correr por mi palma pero la detengo justo unos centímetros antes de que la boca del perro alcance la carne del atacado, la dentellada se cierra en el aire a pocos centímetros del objetivo y el perro se queda con el deseo frustrado de morder, un deseo que va creciendo a medida que lo practicamos más y más. Si no tienes un estricto control de la correa, realizar estas prácticas le costará a tu ayudante una mordida con cada sesión de trabajo.

Este es solo uno de los aspectos en los que tendrás ventaja con una correa que ya forme parte de tu cuerpo, a la que tu mente gobierne y controle de manera automática y hábil.

Entonces la correa debe ser excelente, de buen cuero, y debes usar siempre a misma. Un adiestrador con una correa de material sintético no es un adiestrador profesional que pueda llegar muy lejos.

 


 

volver al índice de Artículos