El adiestramiento del Ser Humano

Estar en condiciones de tener un perro en la casa no es cosa tan sencilla como la mayoría de los humanos cree y en esto diremos que invariablemente, estamos del lado del perro. Por esta razón, antes de hablar de lo que el perro puede aprender, hay que tener en cuenta lo que los dueños deben saber. No se trata de "compasión por los animales", pero al existir leyes que los protegen, dan la pauta que tal sentimiento no es común a todas las personas. Si existen leyes que castigan a quienes maltratan a los animales, significa claramente que han existido hechos que obligaron a dictar esas normas legales: es tan aberrante mantener a un perro atado a una cadena toda su vida, como aplicarles los tormentos, castigos y los sufrimientos que son comunes en los circos, para conseguir que los animales hagan ciertas cosas. Ver la dignidad de un león o un tigre reducida a harapos para el regocijo de quienes pagan una entrada, es tan denigrante para los animales como para quienes viven de esos espectáculos y finalmente, los responsables de todo ese proceso son los que pagan una entrada contribuyendo, de esa forma involuntaria o no, a mantener vivas algunas costumbres que, como los espectáculos de circo, riñas de gallos, de perros y lidia de toros, llamado esta última "arte", tratando sus defensores de ignorantes a aquellos que lo interpretan como un sufrimiento inútil de los animales, todo esto habla muy poco a favor de algunos humanos.

Frente a ese estado de cosas, que pueden ser descriptas como clásicas de una sociedad poco evolucionada (para llamar a esto de una forma elegante), es nuestro interés ubicarnos en la relación entre el perro posible de ser tenido en una casa como quienes pretenden optar el honroso título de ser el "dueño" de un can. Como podrá comprenderse, todo esto tiene muchas variantes, pero trataremos de comentar las que sean más importantes. En primer lugar, se trata de una cuesión de "espacio": la superficie exterior necesaria para que el perro pueda tener una vida normal está relacionada con su tamaño y con la raza. Lógicamente que esto no tiene mayor vigencia para los típicos pequeños "falderos", pero dejando de lado esta condición para evitar que nos caratulen de "superficiales", la superficie mínima necesaria para que un perro mediano a grande tenga una vida aceptable, son 100 m2 de patio o jardín, debidamente cercado para que el animal no pueda salir a la calle. Este será el espacio que el perro recorrerá todos los días, allí hará sus necesidades fisiológicas y constituirá su "territorio" en el cual se convertirá en amo y señor.

Tales condiciones se dan generosamente en las chacras, fincas o campos, donde las superficies son amplias y el desplazamiento de los perros supera esos límites, siempre y cuando el "dueño" no ate al perro de una cadena para embravecerlo o para que no moleste, aunque el animal no haga ningún tipo de daño.

Es totalmente natural que el perro haga pozos en la tierra (especialmente cuando es blanda), que rompa alguna planta o cometa algún tipo de tropelía que, en general, producen en los "amos" una reacción furiosa y violenta.
El "humano" que castiga al animal por esos hechos, no comprende, que el único responsable por esas cosas es quién decidió que ese perro viva en tales condiciones.
En esta materia, se debe ser claro, cuando se cuenta con un espacio reducido se debe elegir entre el orgullo de contar con un jardín que será el fruto de la dedicación de los dueños de casa y las satisfacciones que reporta convivir con un perro, que como todos los seres vivos que tienen patas y manos, necesitan moverse y lo hacen en un espacio cuyo tamaño es responsabilidad del "humano" que lo trajo a ese lugar. Es responsabilidad del dueño también socializarlo y enseñarlo. Estar con él, darle cariño, atención y algo de entrenamiento para que luego el perro no se convierta en una molestia por culpa del dueño
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